Cuando se cumplen dos años de los grandes incendios, la Comunidad Foral trabaja en la regeneración de su superficie y la resiliencia de sus ecosistemas forestales, a través del proyecto europeo LIFE NAdapta
Navarra experimentó a partir del 18 de junio de 2022 –esta semana hace dos años- uno de los episodios de incendios forestales más devastadores de su historia. En solo unos días, se quemaron más de 15.000 hectáreas de terreno, un 80% de las cuales eran forestales y el 20% restantes agrícolas. Mientras que el invierno de 2022 resultó ser un periodo relativamente tranquilo en términos de incendios forestales, con solo 250 hectáreas afectadas, el verano fue una historia diferente, marcada por eventos extraordinariamente graves. La intensificación de los episodios climáticos extremos cada vez más frecuentes, en su estado más ardiente.
Este evento no solo se destacó por su magnitud, sino también por las severas consecuencias en términos de protección civil. Alrededor de 9.000 personas tuvieron que ser evacuadas debido al rápido avance de las llamas, que en algunos casos llegaron a penetrar en núcleos urbanos y destruyeron viviendas. Una memoria que permanece muy viva estos días, cuando el Gobierno foral pone en marcha –a través de sus direcciones generales de Interior y Medio Ambiente- la actualización de su plan para la prevención, vigilancia y extinción de incendios. Y también cuando Navarra se apresura a fortalecer su capa de prevención, resiliencia y adaptación a estos efectos del cambio climático, a través de las investigaciones y acciones recogidas en el área de bosques del proyecto europeo LIFE NAdapta.