La Comisión ha puesto en marcha la primera fase de consulta a las personas interlocutoras sociales europeas para recabar su opinión sobre la posible orientación de la actuación de la UE para garantizar un teletrabajo justo y el derecho a la desconexión.
El teletrabajo se ha generalizado, especialmente desde la pandemia del COVID-19. La Encuesta de Población Activa de la UE muestra que la proporción global de personas que trabajan desde casa en la UE se ha más que duplicado en los últimos años, pasando del 11,1% en 2019 al 20% en 2022. Existen diferencias significativas a este respecto entre industrias, sectores y perfiles laborales, dependiendo también de la «teletrabajabilidad» de un puesto de trabajo, es decir, hasta qué punto es factible realizarlo a distancia.
Los datos muestran que las personas que pueden teletrabajar y teletrabajan aprecian claramente sus ventajas, sobre todo su flexibilidad, ya que más del 60% de los encuestados por Eurofound en 2022 confirmaron que querían trabajar desde casa al menos parte de su jornada laboral.
De hecho, el teletrabajo aporta muchas oportunidades al mundo laboral, pero también algunos retos. Aunque puede permitir acuerdos laborales flexibles, también plantea cuestiones sobre cómo garantizar el respeto de los derechos de las personas trabajadoras en un entorno laboral más digitalizado.